En los primeros días de un gobierno libertario

He visto gente celebrar como si se tratara de un partido de fútbol. Gente con esperanza, otra con mucha bronca y revanchismo. Pero a ninguno de ellos le durará el festejo mucho tiempo si el presidente que votaron hace las cosas que muchos sospechamos por sus propios dichos en diversas entrevistas.  Estamos a punto de ver como los libertarios dejan de serlo al experimentar un gobierno de su partido político. Hoy se habla de que el pueblo "tendrá que sufrir" para salir adelante como país, aunque en la campaña habían dicho que sería la clase política la que iba a padecer el ajuste. Creo que muchos ya se arrepienten de votar a Milei (aunque todavía no lo digan).

Ya salió a la luz que les mintieron, que el ajuste lo va a pagar el pueblo y que en todo caso, si era tan esencial hacerlo, no se puede hacer a lo bestia (como hizo Macri y Milei comenzó a hacer).

Todos estos manoteos al bolsillo y al bienestar de los argentinos repercutirán inevitablemente en protestas y en el resultado de las próximas elecciones. 

Me apena que el pueblo haya sido engañado una vez más. Que le hayan vendido soluciones mágicas, de la mano de un candidato mesiánico cargado de violencia y mentiras. Me duele lo que puede llegar a pasar. Pero rogaré a Dios por todos.

Mientras tanto, no pelearé ni discutiré con ninguno, aunque se burlen de mí porque "ganaron", aunque parezcan mayoría y estén envalentonados (algunos) para amenazar y escrachar a dirigentes sociales. Jesús fue más claro que el agua cuando dijo "amen a sus enemigos". Y luego el apóstol: "el que dice que ama a Dios, a quien no ve, y odia a su hermano al que ve, es mentiroso". 

Estoy convencido, más que nunca, que la paz es el único camino. Pero no hablo de paz en el sentido de evitar líos, sino de no devolver ofensas y de, si toca salir a protestar, hacerlo desde la no-violencia. A lo Martin Luther King.

Tenemos que abrazarnos, ser amables unos con otros, ayudarnos y juntos saldremos adelante... y las sombras quedarán atrás.