Pandemia y vida interior
Una de las cosas que puso de manifiesto la pandemia es nuestra falta de vida interior. Muchos nos apoyamos en cosas externas que de un día a otro dejamos de tener. Ejemplos: la confesión sacramental, el culto, alguna reunión social que nos hacía sentir queridos e importantes, etc.
Las personas que más sufren esta pandemia, pienso yo, no son las que están solas sino las que no han desarrollado antes (ni durante) una rica vida interior. Y no me refiero a ser iluminados o santos. Hablo de tener vida adentro, de estar cómodo con uno mismo (con miserias y todo) y de tener una relación rica con Dios (con pecados y todo).
Las personas con vida interior podrían estar cinco años más de pandemia sin problemas. Incluso diría que han sacado provecho de la adversidad.
Los temperamentos tienden a ayudar o a complicar algunas situaciones. Supongo que para algunas personas ha sido más sencillo encontrar la paz en medio de esta tormenta que sacude al mundo. Pero en todo caso la vida interior es algo que todos nosotros podemos desarrollar, enriquecer y fortalecer.
Me atrevo a dar algunos consejos, no como maestro, sino como simple peregrino que ha recibido buenas enseñanzas e intenta vivirlas.
1) Eliminar distracciones que quitan la paz
Las distracciones constantes terminan por arrancar la paz de las almas. Un aparato (TV, smartphone, etc) encendido y a mano todo el tiempo va minando tu vida interior. Como actividad para distender un poco es genial ver un programa, revisar las redes o lo que fuera, pero cuando se hace constante no esperes tener vida dentro… ¡Estás estimulando todo el tiempo lo externo!
Alejate del exceso de información. Uno después tiende a opinar de todo o a querer resolver problemas que no está a nuestro alcance hacerlo.
2) Encontrar la paz en situaciones molestas
Mientras escribo esto me doy cuenta cuánto me falta mejorar. La utilidad del blog también es esta, pensar en voz alta, ver mis errores para corregirlos y mis aciertos para sostenerlos, con la ayuda de Dios.
¿Cuántas veces las obligaciones y las adversidades nos hacen enojar y empezamos a quejarnos? Esas ocasiones son perfectas para trabajar nuestra humildad. Aceptar lo que toca como voluntad de Dios, ofrecerle nuestra dificultad y hacer lo necesario para continuar. De esta manera transformamos lo incómodo y lo "malo" en agua que riega la vida interior. "Entre los pucheros anda Dios", decía Santa Teresa de Ávila. No es necesario vivir encerrado en un templo.
3) No buscar la vida aparente
En las actividades de caridad, las largas oraciones o las lecturas puede haber muchas veces engaños. Corremos el riesgo de creernos espirituales cuando en realidad nuestra esperanza no está puesta en Dios sino en las actividades que nos gustan. Todas las cosas aparentes pueden ser un engaño. Por eso es bueno partir de las cosas necesarias y los deberes de estado y luego ver si realmente Dios nos quiere dar alguna actividad "extracurricular". No te confundas, hermano. No te confundas, hermana. No todo lo que brilla es oro. Estar encerrado en la Iglesia o atareado con mil actividades "piadosas" no te da vida interior.
4) Alejarse de los apostolados o servicios que quitan la paz
Supongamos que entrás de buena fe en un grupo o a realizar una actividad. Bueno, si en esas situaciones se complica mucho y te quita energía para amar a tu familia y cumplir tus obligaciones, alejate. No es de Dios. Si abundan los chismes, calumnias, críticas y escándalos, alejate. No es de Dios.
5) Buscar la soledad
Siempre y cuando se pueda y no entre en conflicto con tus deberes de estado, buscá la soledad, la oración, el diálogo con Dios, la contemplación.
6) Recurrir a las distracciones lícitas
Todos necesitamos distender un poco. Nadie puede estar constantemente en oración, trabajo y deberes. Es bueno hacer cosas que te gusten, que te animen, que te alegren y recarguen las pilas. Sin esto, a no ser que tengas una gracia especial, te vas a quebrar y ni vida interior ni exterior podrás disfrutar.
Espero que estos consejos sean provechosos para vos que los leíste.
El post va dedicado al padre José Scocco, que no se cansaba de insistir en la necesidad de la vida interior.
Bendiciones.
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| Que dentro tuyo tengas un tesoro y puedas pasar esta tormenta |



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