¿Qué onda con la Religión?
La religión es un marco para vivir el amor. ¿Qué otra cosa puede ser? ¿Un conjunto de reglas vacías y un libro sagrado? No tendría sentido.
Algunos usan los términos "religión" y "religioso" de forma despectiva para referirse al conjunto de reglas sin corazón o a la persona que las sigue por costumbre. Entiendo ese uso, pero lo más correcto sería "legalismo" y "legalista". En realidad si orás a Dios tenés religión, aunque no vayas a un templo. Si leés la Biblia también. Si tenés mandamientos revelados por ese Dios e intentás cumplirlos, sos religioso, etc. Ahora, si hacés todas esas cosas por costumbre o por mera ley y sin corazón, sos legalista. Si te mostrás religioso en público pero en privado sos malvado con tu familia, o lo que sea, sos hipócrita. Cada cosa tiene su palabra. Religión y religioso son términos positivos. Por otro lado, tener una religión y criticar la religión es ridículo y soberbio. Ridículo porque se critica lo que uno mismo practica. Soberbio porque uno se cree superior, más espiritual, más libre que el religioso.
Es sencillo criticar lo que no se conoce, lo que no se comprende. Yo puedo sentarme por horas a criticar la Física, a decir cualquier barbaridad porque no estudié esa ciencia y una vez me dijeron que era mala. También puedo decir que la Física es mala, porque por culpa de un físico despeinado se creó la bomba atómica. Así de absurdo es criticar la religión católica porque nos han hablado mal de ella, o por los errores que cometieron algunos católicos. Triste es criticar al punto de que “religión”, fenómeno que sucede en todos los pueblos, palabra que implica el acto de unirse a Dios, pasa a ser una mala palabra.
Los errores, entonces, son dos:
1) Tomar a la religión como un fin y no como un medio deseado por Dios para vivir el amor. De este error surgen el fariseísmo, el legalismo, la hipocresía y mil crímenes.
2) Despreciar la religión sin comprenderla, por calumnias que nos han enseñado (ej: “los católicos son idólatras”, “el primer Papa fue Constantino”, “los católicos oprimen a la mujer”). No importa el conjunto de calumnias que hayamos aprendido. Cien calumnias no son una verdad. Es menester respetar, tolerar y conocer la otra cara de la moneda. No sé.... al menos a mí me parece sospechoso que un hombre que se autoproclama iluminado enseñe en un garage que los católicos son malos, en vez de enseñar a vivir el amor y el respeto a todos… y para colmo que lo enseñe con la Biblia, que es un libro escrito por la Iglesia católica (Nuevo Testamento), compilado por católicos y cuyo canon se estableció en concilios católicos.
Siguiendo con lo primero. Si vemos la religión como marco para vivir el amor, se vuelve tal vez más claro el propósito. ¿Para qué orar, confesar los pecados, perdonar, leer la Biblia, etc? Porque ese es el marco que nos puso Jesús para que vivamos el amor a Dios y al prójimo. No para creernos mejores, no para mirar desde un pedestal, no para juzgar, no para alardear, sino para vivir el amor, imitando el amor de Él hacia nosotros.
Cualquiera puede participar en esto, no importa la condición, la raza, la clase social o el estado civil. La Iglesia está abierta para todos. En todo el mundo cualquiera puede ingresar. Las lecturas de la Biblia en la misa de todos los días son las mismas en toda la religión Católica Apostólica Romana. En África, en Venezuela, en Estados Unidos, en Argentina, en Italia... las mismas lecturas cada día, la misma doctrina, las mismas fiestas, los mismos sacramentos. Todos unidos y con las puertas abiertas. Unidad a lo largo de 2000 años. Eso me encanta de mi religión.
Si nos dedicáramos a vivir el amor, aunque tengamos distintas religiones, encontraríamos siempre puntos en común para construir juntos y convivir en paz. Los que no quieren vivir en el amor, porque les enseñaron mal y se dedican a sembrar discordia, calumnias, divisiones, bueno… oremos por ellos. Menos mal que no son todos así. Menos mal que nos podemos llevar bien con gente abierta, buena e inteligente de distintos credos.
Un día ojalá se cumpla el deseo de Jesús: “Padre que todos sean uno…” Creo que si realmente nos interesa Jesús vamos a llegar a poner nuestra parte para cumplir ese deseo.



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